viernes, 3 de septiembre de 2010

Los nativos de Piscis - en you tube -



CAPÍTULO VII
LOS NACIDOS EN LOS DOCE SIGNOS
Los nativos de Piscis
Nacidos entre el 20 de febrero y 20 de marzo

Los nativos de Piscis son de una disposición negativa muy marcada, sujetos a las rarezas, y son, al igual que los nativos de Acuario, muy sensibles a la atmósfera mental de su alrededor. Por tal razón es de la mayor importancia que los padres de estos niños les guarden durante su infancia de la influencia de las malas compañías, porque el viejo proverbio de que “las malas compañías corrompen las buenas maneras” se aplica con fuerza duplicada a estos niños y absorberán tanto el bien como el mal con igual facilidad. De modo que hasta que éstos no hayan aprendido a elegir por sí mismos el bien es necesario que sus naturales guardianes les guíen. Tienen una fuerte tendencia hacia la mediumnidad y si se los lleva a las sesiones espiritistas habrá un gran peligro de que se vean controlados. Además, teniendo una naturaleza tan considerablemente flexible nunca pueden ejercer suficiente fuerza de voluntad para liberarse a sí mismos de tal influencia una vez que se hallan sujetos a ella y quizá esto les arruine para toda la vida.
Estas personas son muy pacíficas por disposición y sufren injurias antes de luchar por sus derechos, no porque no les importen, puesto que son muy celosos especialmente cuando han nacido en la última parte del signo, sino debido a que la naturaleza de Piscis muestra aversión a la actividad y generalmente no quieren tomarse la molestia de luchar por sus derechos. Hablando claro: son muy perezosos. Por lo tanto los padres de estos niños deben proporcionarles siempre un determinado trabajo, para que lo ejecuten por sí mismos durante los años de la infancia porque es entonces cuando se forman los hábitos porque la naturaleza es más plástica. Pueden aprender a ser diligentes con mucho menos esfuerzo en aquella época que durante los años posteriores de su vida. Pero una vez que los hijos de Piscis han comenzado a hacer un trabajo será probablemente sorprendente para los demás al observarlos el ver el metódico modo con que lo ejecutan, poniendo en cada uno de sus movimientos un exquisito cuidado para que resulten debidamente hechos y completando sus tareas como si no pusieran el menor esfuerzo por su parte para ello. La honradez es otra de las virtudes de los nativos de Piscis; son generalmente muy dignos de confianza y sobre todo muy discretos; así, pues, se les pueden confiar secretos en la certeza de que nunca los revelarán ni traicionarán la confianza que se ha depositado en ellos.
Los nativos de Piscis son generalmente bondadosos y simpáticos, cordiales y de maneras delicadas, cualidades que por supuesto les proporcionan muchos amigos. Les gustan extraordinariamente las buenas cosas para comer, especialmente los alimentos ricos y también son propensos a la bebida. Si esta tendencia persiste y se la deja dominar, aniquilará, como es consiguiente, la salud, haciéndolos esclavos de la enfermedad. Por lo tanto, los padres de estos niños deben esforzarse, mediante el precepto y el ejemplo, por enseñarles una vida simple, la frugalidad y el control del apetito durante los años en que se forman los hábitos: además, deben guardarlos contra todo ejercicio excesivo, pues aún esto los nativos de Piscis es una cosa que no desdeñarán en la infancia cuando la abundancia de la fuerza de la vida los impulsa a ello. Así, pues, en el transcurso de la vida estas lecciones no dejan de dar su fruto. La probabilidad que hay con esto es la de que el niño que por la ayuda de sus padres ha aprendido en la infancia a gobernar sus estrellas será de naturaleza saludable y bondadoso corazón, respetado y querido como consecuencia de sus buenos hábitos y gozará de vida abundante. En resumen, estos niños necesitan un cuidado exquisito para salvarlos de las tendencias malas y exteriorizar las buenas, pues para esto precisamente es para lo que estas almas vienen a los padres. Su necesidad precisamente es la oportunidad de los padres para conseguir para sí mismos un
crecimiento de alma maravilloso y grande.
del libro "El Mensaje de las Estrellas" 
de Augusta Foss de Heindel y Max Heindel

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